Imagen de Isabel Zaldua |
Dentro de su
mente dibujaba cabezas de cocodrilo asomando sigilosas en un río de dudas. La
imagen no era nítida. Sus pensamientos iban rápidos como una canoa con trece
remeros que paleaban acompasados en aguas tranquilas. No lograba parar el flujo
de lamentos que se oían. Quizás fuera el viento que se arremolinaba entre los
huecos de las montañas y que arrastraba hacia el infinito las pocas nubes que
lo cegaban. O quizás fuera su propia fragilidad la que deformaba una
realidad azul que parecía irremediable. Solo quería parar, congelar en un
instante el caudal de imágenes sin sentido que no le permitían observar su propio
reflejo. Un espejismo distorsionado por la impotencia ante un futuro
imprevisible.