Hoy toca.
Hoy toca estrenar cara, puede ser doloroso, para qué mentiros.
Empiezas detrás de las orejas y como una careta vas tirando de la piel hasta arrancarla.
En la parte de la mandíbula hay que tener paciencia, ir muy despacio porque se adhiere demasiado y pueden quedar restos de tristeza, desgana y comisuras caídas.
La nariz sale en bloque. Al retirarla es preferible no mirar los agujeros, son como abismos, te hacen ser consciente de la profundidad del vacío y puedes perderte en un recuerdo oloroso, es un agujero negro sin fondo.
Rápido, tápala con la siguiente nariz, con la respingona y coqueta.
La piel que rodea a los ojos es fácil de quitar. Los ojos son bolas macizas, duras, imperturbables y son imposibles de arrancar, no los puedes manipular, razón por la que tenemos que escoger la cara ideal.
¡Cuidado! La mirada es delatora, estropea nuestro trabajo y puede que contagie a la nueva cara, la sonriente, la relajada, la enamorada y sincera, esa que toca hoy y con la que tenemos que acostumbrarnos a convivir.
Hoy toca estrenar cara.
Me encantan tus escritos. Enhorabuena. Sigue asi. Un beso.
ResponderEliminarUn buen ejercicio ese recorrido a través de esa cirugía, tan exacta, tan de cirujano experto en la reconstrucción de nuestras emociones. Sin embargo, tal como apuntas al final de manera magistral, son los ojos esos delatores de nuestras tormentas interiores, los que terminan por echarlo todo abajo. Contra eso no se puede hacer nada, sino seguir librando batallas.
ResponderEliminarIntensa la plasticidad de este texto. Terriblemente agudo y profundo. Una suerte poder llerlo.
ResponderEliminarLo importante es conseguir que la mirada se adapte a la sonrisa, hacer del gesto cómplice de la novedad. Habría que preparar, como hacen los deportistas, una pretemporada para los ojos, para cuando llegue la mañana del estreno todo quede tan preciso y precioso como tus letras.
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