martes, 8 de abril de 2014

Corta vida

En mi corta vida descubrí que los huesos crujen y que los dedos de los pies se alargan al caminar.


En ocasiones sentí la lluvia empapar mis sonidos y las nubes se desvanecían como acartonadas por la sequedad del aire.

A veces disfruté de los sabores del tiempo, de las alegrías de los duendes y de las noches en penumbra contando historias semiinventadas.

Noté las burlas despistadas de la memoria y descargué iras de las que no quiero acordarme.

Bebí agua, alcohol, saliva, encuentros y dejé atrás posibilidades remotas, sonrisas eternas y lágrimas sinceras.


En mis cien años noté que el tiempo era más veloz que mis piernas y que la vida se hacía demasiado corta.

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