miércoles, 20 de agosto de 2014

Impasse

-Mamá, somos muy felices, -le decía su hijo mientras bailaban pegados, cabeza con cabeza, para que no se les cayeran los pinganillos que compartían-.Un paso, vamos, escucha la caja, la que da el ritmo y, la otra pierna marca el baile. Así, muy bien.
Una canción y luego otra, entre ellas un impasse para ver si reconocían la siguiente canción. Seis kilómetros entre risas y tropiezos danzarines.
-Te quiero mamá, me encanta como somos.
Y la madre seguía bailando, como si no lo hubiese escuchado, pero henchida. Casi quince años y ahí estaba con ella, orgullosos de todo lo que tenían, sin desear nada más que vivir, no había felicidad más grande.
Ella siempre lo tuvo claro, no importaban los sacrificios personales, ni el agotamiento del día, ni los problemas de salud, ni la tristeza que a veces estaba vigilando su sombra.
-No te olvides mi cielo, las pequeñas cosas son las importantes, una sonrisa, una canción, un ritmo de batería, un abrazo en la mañana y el beso de buenas noches.

1 comentario:

  1. Amor incondicinal. No importa nada lo que conlleve de esfuerzo o sacrifici. No hay nada mejor.

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