
Tras la ventana me sorprendió la sonrisa del alma.
El cristal ahumado disipaba una estampa
chiquita, pisadas diminutas que escalaban sueños, esfuerzos grandes que
parecían pequeños, ejercicios rutinarios que abrían regalos llovidos del cielo.
No eran espejismos, sino realidades
distintas, esas que no tienen la inmensa mayoría de los mortales pero que están
ahí a poco que te asomes a mirar, esas que te encharcan el lagrimal si decides
jugar al juego de la comparación.
Hoy vi la sonrisa del alma, escuché los
tambores correr por el pasillo bailando al compás de una cojera, hoy temblé
intentando subir la escalera del esfuerzo incondicional y comprobé que la voluntad
conlleva recompensas que hacen al pobre rico y al rico pobre.
Escuché
la melodía de la basura y se ha incrustado en mis sentidos. Quizás huela mal,
incluso puede saber raro, hasta puede que el sonido chirríe en los que no
tienen alma. Pero para mí ya forma parte de la música despertando una sonrisa.
La energía de lo pequeño, de lo cotidiano, que a poco que abras los sentidos te inundan sin piedad. Lástima que nos empeñemos muchas veces en cerrar las puertas por dentro y esconder las llaves y pintar de colores oscuros nuestras paredes. Una maravilla de texto Inma. Enhorabuena
ResponderEliminarGracias Miguel, temía que no se entendiera muy bien este texto pero veo que eres un genio de la lectura, eres único leyendo entre líneas e interpretando los textos.
ResponderEliminarPor amigos comunes aparezco por tu cas y por aquí me quedo. Un bonito relato, lo bello de lo pequeño y el detalle provenga de donde provenga. Es un relato lleno de delicadez y ternura.
ResponderEliminarUn abrazo e invitada quedas a Montesinadas :http://montesinadas.blogspot.com.es/
El esfuerzo a pesar de las dificultades, las pequeñas realizaciones, logros. Pero hay que tener una mirada especial para descubrir su belleza. Y tú la tienes.
ResponderEliminarGracias Manuel por asomarte a mi gaveta y por tus palabras.
ResponderEliminarAna, esamirada de la que hablas es la que me alienta a escribir, es maravilloso que te guste.
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