domingo, 27 de octubre de 2013

Murciélagos negros

Los miedos de la garganta, del atreverse y no verse,
del silencio que te vence.
Fingir que no te imagino, la boca seca de correr tanto.
Correr y esquivar tu sombra, la del frio que calienta.
Cristalino blanco lloroso,
melodía que susurra lo que mis oídos esconden.
Presión negra que aletea, la de la soledad del reflejo, 
la de verse dibujado con las palabras ajenas.
Olvidos tras portazos sordos, hilos de aire respiran.
Sostén que no agarra, grita
que te imagina agarrado.
Silencio, quiero silencio.
Murciélagos negros rotos.


7 comentarios:

  1. Se me antoja impresionista tu poema. Esos silencios que a veces no lo son.
    Me gustó.

    Un abrazo

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  2. Qué buena incursión surrealista, me encanta este giro, dale más vueltas.

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  3. Verso silenciosos que gritan desde dentro del alma. Ha sido un placer llegar hasta aquí aunque no me gusten nada esos bichitos alados.Cuando gustes te invito a mi espacio, te espero con palabras abiertas.
    Saludos desde Tenerife.

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  4. Gracias Aniagua, Ángeles, hace tiempo que escribí esta poesía, recuerdo que fue después de una clase magistral de la gran Elsa López. LLegué a casa y salió algo muy fuerte de dentro que titulé murcielagos negro.

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  5. Gloria ya soy seguidora tuya, me pasaré a menudo por tu blog, prometido.

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  6. Cuidado con los ripios y con la acumulación de adjetivos que restan como "Cristalino blanco lloroso" o "Murciélagos negros rotos". Es esa acumulación de blanco llorosos o de negros rotos (el cristalino no sé si es aquí sustantivo por ese elemento del ojo o si es adjetivo por designación de una cualidad) la que creo que recarga el poema sin necesidad y lo ralentiza hasta quitarle el sustento y, si al cuerpo le arrancas la columna, se cae.
    Un saludo.

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  7. Gracias por el comentario anónimo, no sé quien eres pero son muy sabias tus observaciones. Las tendré en cuenta.

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